Bienestar, gran aroma y eficaz repelente de mosquitos.
Las propiedades de la lavanda para el bienestar general son sobradamente conocidas. Tanto su olor como su color tienen efectos relajantes. Si a todo ello le sumas que sus estilizadas flores son muy decorativas, y que su eficacia como repelente de insectos incluyendo a los molestos mosquitos es más que buena. Otra gran ventaja es que florece todo el año verás que tienes muchos motivos para tenerlas en casa.
Lavandula
CUIDADOS
En jardín o exteriores, lo mejor es colocarla en el lugar donde más sol durante el día, pues su necesidad de luz es alta y lo ideal es que esté expuesta al menos a 6 horas al sol aproximadamente, para un crecimiento óptimo, no obstante si no tenemos la opción de plantarla en una zona tan soleado, tampoco se nos morirá, pero no se nos desarrollará tan bien.
La situación es un poco más complicada en interiores, donde deberás elegir el sitio que reciba más luz del exterior durante el día.
Si notas que las flores comienzan a secarse o sus colores se tornan pálidos o grises, puede que su exposición al sol sea excesiva, en especial en climas secos. Elige un sitio con buena iluminación y pulverízale agua cada 2 días.
¿Qué tipo de tierra necesita una lavanda?
Lo más importante al plantar lavanda es que la tierra tenga un buen drenaje y no acumule exceso de agua que puede echar a perder la raíz. Evita los suelos arcillosos para evitar la concentración de humedad.
Respecto al pH de la tierra, lo ideal para una lavanda es que se trate de una mezcla alcalina. Si notas que a pesar de todos los cuidados tu planta se está poniendo amarillenta y seca, es muy probable que el suelo sea ácido y necesites añadir sustrato alcalino.
¿Cada cuánto y cómo regarla?
La lavanda es un arbusto silvestre y por lo tanto, no es una planta muy exigente respecto al agua y puede adaptarse a la mayoría de climas templados.
Aunque la regla general es regarla una vez a la semana durante primavera y verano, mientras que en otoño e invierno basta con hacerlo una vez cada quince días, lo mejor es prestar atención a su aspecto para saber cuando le hace falta agua: si está decaída, entonces necesita riego.
Poda y fertilización
La poda debe ser mínima y cortar por encima de la mitad del largo de cada planta exactamente después de su floración o cuando se aproxime el invierno. Las hojas marchitas deben ser retirarse lo antes posible para evitar que la planta gaste energía en ellas y pierda su floración.
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